martes, 25 de septiembre de 2007

"COCINERO SE HACE, ASADOR SE NACE"

Se dice que quien bien cocina posee un don. Particularmente soy de los que creen que tales “dones” no existen, existe el trabajo, la entrega y la dedicación; lo demás entra dentro de la mística.
Como ejemplo, no hay más que ver como dos personas distintas interpretan un mismo plato; los mismos productos, mismas cantidades, mismos medios y mismos procesos, y en función de esos intérpretes los resultados pueden ser de lo más dispares. La distracción, la dejadez y el todo vale no son fruto de la carencia de un don, es que para esto no valen porque, sencillamente, no quieren. A veces se justifica “es que han cambiado de cocinero”.
Las nuevas tecnologías muchas veces nos distraen del buen camino y pueden llegar a “hacer cocineros” donde antes no había nada. Vanguardistas hornos que con sofisticados programas de fácil manejo consiguen hacer asador al que no lo era. Con esto no quiero decir que esté en contra de las nuevas tecnologías, todo lo contrario, al que ha sabido cocinar debe apoyarse en ellas como instrumentos básicos de su trabajo.
Dicen las “malas lenguas” que afamados asadores tienen en sus cocinas modernos hornos de convección de donde sale la mayor parte de su producción, manteniendo siempre a la vista el horno de leña de encina (muchas veces de gasoil). Esto mismo lo confirman aquellos quienes les han vendido o instalado los hornos. Premio para aquel que distinga un lechazo asado en el horno de leña y el asado en el horno de convección en un comedor impregnado del aroma que los asados han ido exhalando a lo largo de décadas. Mismo producto, misma técnica y un medio más moderno. Quizás los muy avezados pudieran identificarlo por el tostado más uniforme del realizado en el horno de convección, pero poco más. Estamos hablando de asadores y esto es algo serio.

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