
Esta idea contrasta con los resultados de otras tantas investigaciones, la mayoría llevadas a cabo en animales, que han demostrado que, aunque el consumo de cafeína aumenta la transformación de las grasas en ácidos grasos en el transcurso de la digestión, y se observa una mayor concentración de ácidos grasos libres en plasma, no se ha demostrado una mayor oxidación de estos ácidos grasos, es decir, no hay un mayor uso de estas sustancias por las células como sustrato energético.
Con respecto a la adición de cafeína en las bebidas existe una normativa que exige la advertencia de la presencia de esta sustancia a partir de cierta cantidad.el producto debe incluir la siguiente advertencia: 'Contenido elevado en cafeína'. Esta norma se aplica a algunos refrescos y bebidas energéticas que contienen cafeína
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